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Lina Odena: "Un símbolo de la nueva conciencia femenina"


LINA ODENA: “UN SÍMBOLO DE LA NUEVA CONCIENCIA FEMENINA”

Ensayo sobre la crónica “La vida y la muerte ejemplares de Lina Odena”


Lina Odena  |  Foto: Twitter @inescge


Fue el único corresponsal de guerra uruguayo que actuó junto al ejército republicano en la Guerra Civil española. Alberto Etchepare (1911 – 1966) nacido en Montevideo, fue un periodista y humorista que luchó incansablemente desde sus textos por posicionar los valores democráticos. “Don Quijote Fusilado” (1940) es uno de sus cuatro libros, y en él, transmite sus vivencias de la guerra a través de un compilado de crónicas. Éstas fueron previamente publicadas en los diarios “Uruguay” y “El País” para los cuales colaboró entre 1936 y 1939.

“Esa mañana, Alberto Etchepare, con esa intrépida resolución de la juventud que no todos los jóvenes conocen, se propuso trasladarse al sitio de los sucesos para relatarnos como corresponsal, pero también para vivirlos con su alma inquieta y encendida en el fervor de los ideales que la República Española encarnaba”. Así lo explicaba el Dr. Emilio Frugoni en el prólogo del Quijote Fusilado.

Fue por voluntad propia que Etchepare se ofreció a viajar y comprobar en carne propia lo que estaba sucediendo en la vieja patria. A fin con las ideas comunistas, se posicionó a favor de la República y desde esa óptica, nos muestra la realidad vivida por cientos de españoles. En un comienzo, se luchó por evitar la consolidación de un golpe de estado (1936) impulsado por la fuerza militar. Al fracasar la iniciativa del bando sublevado, se desata la Guerra Civil española (1936 – 1939).


La elección de la crónica “La vida y la muerte ejemplares de Lina Odena” fue una mera casualidad. Ante tantas historias, era difícil escoger la adecuada para llevar a cabo éste ensayo; todas tienen su importancia. Por esa razón, simplemente dejé correr las páginas del libro y detuve mi dedo donde me sugirió el azar.

Para mi sorpresa, me encontré con la historia de una joven barcelonesa de indiscutible coraje. Su nombre era Paulina Odena García, pero fue más conocida como Lina Odena. Con poco más de veinte años, ésta mujer se transformó en un ejemplo de lucha para los defensores de la República.





Etchepare comienza la crónica con la descripción de Lina; presenta el personaje y el contexto. Él nos cuenta que a diferencia de la mayoría de las chicas de su edad, Lina se involucró en la cruda realidad desde pequeña. Abandonó el colegio para trabajar y ayudar a su familia. Eso cambió su perspectiva del mundo. No toleraba la injusticia. La clase obrera merecía mejores condiciones. Por este y otros tantos motivos, se convirtió en revolucionaria.

Una breve crónica donde se nos permite visualizar la guerra desde la perspectiva femenina. Valiente y audaz. Una mujer que no dudo nunca en empuñar un arma y defender la causa. Llegó a ser dirigente de las Juventudes Unificadas de España, un cargo de suma importancia en aquel momento.

Desafortunadamente, su futuro se truncó. Lina Odena se suicida. Etchepare cuenta que la joven revolucionaria sufrió una emboscada por parte de los moros -aliados del bando sublevado- mientras viajaba por la carretera desde Guadix a Iznalloz. Al igual que los escoltas que la acompañaban, luchó por escapar de las garras de sus enemigos, pero fue en vano. Sus camaradas murieron durante la balacera, y ella no se permitiría ser capturada. “Y con la última bala que tenía en su cargador se mató Lina Odena, la miliciana heroica, la juvenil luchadora revolucionaria”, sentenció.

Etchepare utiliza adjetivos para referirse a Lina. La engrandece. No se priva de expresar su sentir en la crónica. La coloca en el lugar más alto y acusa: “Su imagen presidió los grandes actos populares, su vida se señala como un ejemplo, su muerte fue una lección para los traidores y para los cobardes”.

Lina Odena es uno de los tantos ejemplos de mujeres con agallas. Su historia me recuerda la de la guerrillera y política cubana, Haydée Santamaría (1923 - 1980) quien también, convencida de su causa y luchando por su pueblo, participó en la revolución liderada por Fidel Castro en la década de los 50.
Haydée Santamaría  |  Foto: Granma

Pagó un costo alto por esa decisión: perder a su hermano Abel y su prometido Boris durante sesiones de tortura impartidas por el gobierno dictatorial de Fulgencio Batista. Arrestada tras fallar el operativo que llevarían adelante para derrocar el régimen -asalto al cuartel de Moncada el 26 de julio de 1953- con el ojo de su hermano y los genitales de su prometido frente a su rostro exhibidos por militares, no consiguieron sacarle información alguna; “Morir por la patria es vivir”, exclamó.




Historias de luchas y reivindicaciones. De querer cambiar el mundo y evitar que gobierne el terror y la injusticia. De mujeres con temple de acero que lucharon igual o inclusive más que cualquier hombre. Las mujeres nos hemos ido ganando nuestro lugar a lo largo del siglo XIX y XX. Lo demostramos, y estos valiosos testimonios son la prueba fehaciente de ello. Por eso Etchepare concluye: “Lina Odena es toda ella un símbolo de la nueva conciencia femenina que está naciendo en el mundo, y de su sangre de heroína han hecho una bandera luminosa las juventudes españolas”.


Cynara García

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