URUGUAY: LA CAÍDA DE UNA VISIÓN AUTOCOMPLACIENTE
¿Usted está de acuerdo con esclavizar a
los negros? Con certeza dirá que no, incluso podría generarle risa o no
entender el planteo. “Eso es impensable”, afirmará.
Lamentablemente –aún estando seguros que la evolución que vivió la sociedad nos
impediría volver a esa época- la esclavitud permanece tan está vigente como en
sus comienzos y Uruguay participa de esa realidad.
La trata de personas con fines de
explotación sexual es una forma de esclavitud, y actualmente, según el último
Diagnóstico Regional presentando en la Reunión de Ministras y Altas Autoridades
de la Mujer del Mercosur (RMAAM) en el
año 2011, nuestro país se convirtió en territorio de origen, tránsito y destino
de trata de mujeres, niños, niñas y adolescentes.
La trata de personas con fines de explotación sexual es una de las forma de esclavitud del siglo XXI | Foto: Getty Images
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Daniela Sena, integrante de la División
de Violencia Basada en Género del Instituto de Mujeres del Ministerio de
Desarrollo Social (Inmujeres – Mides) explica que el Servicio de Asistencia a
Mujeres en Situación de Violencia se encuentra con víctimas cada vez más
jóvenes.
Internacionalmente, el promedio de edad
es de 18 a 35 años pero la tendencia muestra que viene disminuyendo
notablemente: “Si bien el servicio atiende mujeres adultas –porque los
menores son competencia del Inau- notamos que el promedio de edad se viene
‘rejuveneciendo’ cada vez más, donde las de treinta y poco son menos y las de
veinte y poquito son las más”, expone.
Víctimas paraguayas, brasileñas,
argentinas –a nivel de Mercosur- que son captadas para ser explotadas en
nuestro país, y viceversa. Además, se ha detectado la aparición de mujeres
peruanas, bolivianas y dominicanas. Actualmente, el Servicio de Asistencia
alcanzó superar los 200 casos atendidos.
“Los uruguayos tenemos una visión
edulcorada de nuestra realidad ¿A qué me refiero? A que creíamos que éramos un
país de tránsito y ahora sabemos que somos de origen, tránsito y destino, donde
la explotación sexual es el componente más fuerte y que recae sobre los
sectores más vulnerables de la sociedad”, afirma la senadora Daisy Tourné,
impulsora e integrante de la Comisión Especial para el estudio de la situación
de trata de personas en Uruguay.
Es necesario mencionar que las formas
más frecuentes de explotación sexual son la pornografía, prostitución y turismo
sexual, y coincidiendo con los datos expresados en el Diagnóstico, la senadora
aclara que esos sectores vulnerables son las mujeres pobres y mujeres
transexuales, siendo estas últimas “altamente violentadas”.
LA PROMESA
Los involucrados en el análisis de la
situación de la trata de personas con fines de explotación sexual en nuestro
país y la región, llegaron a la conclusión que, la forma que tienen las redes
de llegar a sus víctimas y captarlas es, por excelencia, el engaño. Lo hacen a
través de vínculos sentimentales o propuestas laborales atractivas.
“La prisión en sótanos oscuros, atadas
con cadenas como en las películas no es al menos la experiencia uruguaya. Es
menos explícito y tiene que ver con la intimidación”, expone Tourné. Aquí se rompe con el estereotipo y las fantasías que la
sociedad se construye, porque si bien existen casos de secuestro y violencia
durante la captación, estas se corresponden a zonas de América Latina donde a
nivel social, la violencia está más instalada, Colombia por ejemplo. En el
Mercosur dichas situaciones son excepcionales.
“El engaño puede partir desde distintas
cuestiones: desde una relación amorosa –le ‘hizo el novio’ como decimos
nosotros- o un engaño en la forma de trabajo. Le ofrecen trabajo como modelo,
niñera, azafata o moza y en realidad, termina sujeta al mundo prostitucional”, explica Sena. “Los tratantes conocen a sus víctimas. Saben que
es lo que ellas quieren, con lo que sueñan. Su trabajo es encontrar su talón de
Aquiles”, agrega.
En los tiempos que corren, que una
mujer caiga en ese tipo de embustes es difícil de comprender para la sociedad
pero, hay que ir más allá de la propuesta. Existe un escenario socio-económico
que envuelve a las víctimas y favorece la expansión de las redes de trata.
Según se menciona en el Diagnóstico de la RMAAM, factores como la inequidad de
género, violencia de género (abuso sexual y violencia doméstica), pobreza y
exclusión social son algunos de los más frecuentes.
“Vos imagínate una joven que tiene alguna
vulnerabilidad, ya sea económica, educativa o ambas. Entonces llega él con su
promesa de amor, de mejora, y cae en ese engaño porque todo fue muy sutil.
Luego la situación se va transformando de a poco: le quitan los documentos, la
posibilidad de circular –sin violentar-, la amenazan con sus hijos o su
familia. De a poco, el mundo de esas mujeres se va reduciendo a nada y cuando
se le cae la venda de los ojos, tienen miedo”, retrata la senadora.
Otra de las complejidades que sortea
nuestro país en cuanto al tema, es la legalidad de la prostitución. En Uruguay,
el trabajo sexual está regulado, por lo tanto, en ocasiones se da que el
individuo de la red le propone una oferta de trabajo en el exterior donde
aparecen condiciones que no brindarán, como elegir sus clientes, ganar mejor,
etc. A esto se le denomina “engaño parcial”.
Los tratantes juegan con la búsqueda de
oportunidades, de crecimiento personal, de estudios, de estabilidad. Como
menciona Tourné, muchas veces se trata de mujeres jefas de hogar que cargan con
el peso de abastecer económicamente a toda su familia. Por lo tanto, la
confluencia de todos esos factores arroja como resultado la existencia de campo
fértil para que estos sistemas continúen creciendo y operando.
TRÁFICO VS. TRATA
El
Protocolo de Palermo define a la trata de personas como “la captación,
transporte, traslado, acogida o la recepción de personas, recurriendo a la
amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, fraude,
engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o
recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona
que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”.
Este
instrumento internacional creado en el año 2000, destinado a prevenir, reprimir
y sancionar la trata de personas que complementa la Convención de las Naciones
Unidas contra la Delincuencia Organizada Trasnacional, aclara que cuando se
habla de explotación, el propósito es la “prostitución ajena u otras formas de
explotación sexual, los trabajos forzosos, la esclavitud o las prácticas
análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.
Por
esa razón, el tráfico de personas no es lo mismo que la trata de personas. Si
bien en la práctica es difícil establecer esa división porque pueden estar
relacionadas –una persona puede cruzar a otro territorio por tráfico y sin
considerarlo, puede terminar en trata- hay elementos que dejan clara la
oposición. El engaño será siempre el principal.
El
Protocolo de Atención a Mujeres Víctimas de Trata con Fines de Explotación
Sexual de Inmujeres explica que el tráfico implica el “ingreso y el traslado de
una persona, en forma ilegal de un país a otro, con el fin de obtener un
beneficio económico o material”. Para ello, no debe incluir una “situación de
explotación ni darse bajo engaño, fuerza, abuso de poder o fraude”.
En
una situación de tráfico, el migrante establece contacto directo y voluntario
con el traficante, y su vínculo finaliza al llegar al lugar de destino,
cometiendo aquí un delito contra el Estado por violar las leyes migratorias.
Sin embargo, en la trata no existe libre consentimiento. El vínculo se da
mediante engaño, abuso y/o coacción y el vínculo es mucho más prolongado. No
necesariamente hay cruce de fronteras y el delito en estas circunstancias se
comete contra la persona, porque se atenta contra sus derechos humanos: vida,
salud, libertad, etc.
Es
indispensable comprender que, las redes de trata son grupos de delincuencia
organizada integrada por actores que cumplen diversos roles en función de las
distintas etapas del proceso. Las etapas son denominadas reclutamiento –donde
surge el engaño-, traslado y explotación, y dependiendo del tamaño y complejidad
de la organización, podrán estar vinculados a otros delitos.
La
senadora exhibe al respecto: “Es una mafia poderosa que no solo se
dedica a la explotación de personas. Los tres negocios ilegales que más plata
le aportan al mundo son el tráfico de drogas, de armas y de personas. Solo la
trata, aporta 32 mil millones de dólares al año. ¿Qué te parece? Los señores
poderosos que están al mando de estas redes no son tontos, tienen caudillitos
que les trabajan y si un día viene bien, transan personas”.
Para
entender este flagelo, el Diagnóstico establece que la trata está muy asociada
además, a los flujos migratorios. Este concepto hace referencia a que las
migraciones internacionales sufrieron cambios como consecuencia del
“crecimiento sostenido de las economías regionales y la reducción paulatina de
la pobreza”. Por lo tanto, sumado a la crisis económica que afectó a los países
de destino más tradicionales (España, Italia y Estados Unidos), hizo que
Sudamérica sea un lugar ideal para poner en marcha el negocio.
INTERNA E INTERNACIONAL
Lo
cierto, es que hay que fijar una diferencia. La trata interna es aquella que se
desarrolla dentro de los límites de un mismo territorio, mientras que la
internacional es la que implica el cruce de fronteras, ya sea con países
vecinos o pertenecientes a otros continentes. Para esta última, las mujeres
mayores de edad son las más indicadas porque el papeleo y el traslado son mucho
más fáciles de gestionar. Por eso, los menores suelen ser víctimas de trata
interna porque, según explican los expertos involucrados, “no hay tanto control
y no suele dejar registros”.
“En
Uruguay existen en un número importante, y muchas veces, estas situaciones de
trata interna se convierten en la antesala de trata internacional”, aclara
Sena. Montevideo, Maldonado, Cerro Largo y Treinta y Tres son los destinos
donde, según las investigaciones, las víctimas de trata interna suelen ser
trasladadas y alojadas.
Por
otra parte, a la hora de desplegar las estrategias de captación o reclutamiento
de las redes, las principales zonas del país son Paysandú, Rio Negro, Colonia,
San José, Canelones, Montevideo, Maldonado, Rocha, Lavalleja, Cerro Largo y
Treinta y Tres.
Hoy,
en lo que respecta al traslado internacional, los destinos clásicos como España
e Italia se mantienen –este último sobre todo para mujeres transexuales- pero
el Diagnóstico Regional revela que, si bien no es el caso de nuestro país, el
resto de los integrantes del Mercosur destinan sus víctimas a lugares como
Sudáfrica, Suriname, Japón, Corea y Portugal, entre otros.
Luego
del reclutamiento, comienza la fase de traslado. Aquí las víctimas viajan
custodiadas por el tratante y las vías utilizadas pueden ser marítima,
terrestre o aérea. Los pasajes son pagados en efectivo para evitar registros
bancarios y sus documentos suelen ser falsos o incluso pertenecer a otra
persona, dificultando así el reconocimiento de la víctima. También lo hacen sin
ellos cuando evitan los puestos de frontera y escogen caminos de ingreso poco
convencionales.
MENTIRAS VERDADERAS
“Los
tratantes piden a sus víctimas que le mientan a su familia porque las convencen
de que: ‘No, porque viste que ellos no quieren que te vayas. Mejor diles que
vas por 15 días y después les escribís cuando estés montada con tu trabajo. Si
vos les decís que es por un año, seguramente te van a decir que no vayas o
capaz se ponen celosos porque esta oportunidad que te estoy dando no se la dan
a cualquiera’. Estoy caricaturizando un poco pero ellos van a buscar la forma
de que no cuentes o des información parcial”, explica Sena.
Logran
alejarlas y desvincularlas de sus redes sociales, quedando expuestas al
sometimiento y control de la red, la cual requerirá la participación de varios
actores o pocos, dependiendo su amplitud. En grupos de gran magnitud y poder,
la persona que capta y traslada no es la misma que recepciona y explota. La
complicidad se hace cada vez mayor porque para concretar el delito, se ven
involucrados camioneros, taxistas, proxenetas, empleados de compañías de
ómnibus, funcionarios públicos, empresarios, agentes de seguridad, etc.
Generalmente,
las situaciones de violencia no se manifiestan en la etapa de tránsito como la
sociedad supone. Aquí la víctima está viajando por su “voluntad”, ignorando aún
su condición de tal. Presentará un aspecto muy estético, todo lo contrario a la
idea instalada de que se verán golpeadas, sucias y constantemente vigiladas.
Hasta ese instante, son personas que van en busca de una mejora
socio-económica.
ABRIENDO LOS OJOS
La
tercera fase es dónde comienza la situación de opresión brutal. Las víctimas
llegan al destino, y son instaladas en apartamentos privados, pubs, whiskerías,
prostíbulos y obligadas a trabajar en jornadas de 10 a 12 horas en esos locales
o en la calle, o incluso quedando a disposición de los clientes las 24 horas
del día. Aquí se inicia la explotación y donde la víctima toma conciencia del
engaño al cual fue sometida.
Según
el Protocolo de Atención a Mujeres Víctimas de Trata con Fines de Explotación
Sexual de Inmujeres, tanto en Uruguay como Argentina, Brasil y Paraguay, los
tratantes utilizan los mismos mecanismos de control para someterlas: “amenazas
de tomar represalias contra sus seres queridos, de ser enviadas a prisión o
deportadas en caso de situación irregular, violencia física, psicológica y/o
sexual [violaciones sistemáticas para “ablandarlas”], retención de documentos,
aislamiento social o lingüístico, chantaje por supuestas deudas generadas en
traslado y restricción de comidas”.
Daniela
Sena sobre eso agrega: “Muchas veces se ven situaciones donde las
mujeres son embarazadas por la propia red y se utiliza ese embarazo como forma
de retención: ‘Ahora no solo te tengo a vos sino que tengo a tu hijo’. También,
las vuelven adictas a determinadas sustancias. Y como la red es quien
habitualmente suministra la droga, se convierte en otra forma de permanencia,
más allá de la coacción, la violencia y las amenazas continuas”.
Existe una pérdida de la autoestima y comienzan a percibirse como
“objetos de otros” y a modo de sobrevivencia, tratan de desarrollar mecanismos
psicológicos propios de defensa. Son sumergidas en una clandestinidad que las
deja totalmente indefensas. Los daños que sufren las víctimas son brutales,
ocasionándoles trastornos permanentes y un deterioro de la salud enorme, al
punto que muchas consideran el suicidio como una salida. Infecciones de
transmisión sexual, el VIH/SIDA y abortos forzados son algunas de las
consecuencias.
“Internacionalmente
esto termina en cosas tan horribles como que sean encontrados cuerpos de
mujeres vaciados. ¿Por qué? Porque se ponen veteranas y como ya no rinden mucho
en el mundo de la prostitución, las matan y les venden los órganos. ¡Es
terrible, pero pasa! Por eso hay que poner el tema sobre la mesa y trabajar
pero que eso no continúe sucediendo”, manifiesta Tourné al profundizar en
el destino de las víctimas.
NO ES LA PRIMERA
VEZ
Uruguay supo estar en el centro de la
tormenta mediática a comienzos de los años 90, cuando la investigación de la
periodista María Urruzula destapa y denuncia la enorme corrupción que había en
el país respecto al envío de mujeres uruguayas a Italia. Esa investigación
periodística, publicada en 1992 en el semanario Brecha, expone la existencia de
una red de tratantes uruguayos –entiéndase como tal a toda persona involucrada
en la red para llevar a cabo este delito, sus actos constitutivos y delitos
conexos- que trasladaban mujeres a Milán para ser explotadas sexualmente.
El caso tuvo una enorme cobertura
mediática y despertó un fuerte interés en la opinión pública. La sociedad se
chocó con una realidad que al parecer, desconocía y quedó conmocionada. Más
tarde, la investigación fue publicada por su autora en el libro “El
huevo de la serpiente” (1992) y llevada al cine a través de la
reconocida película uruguaya “En la puta vida” (2001),
dirigida por Beatriz Flores Silva.
Con el paso de los años, el tema fue
desapareciendo del imaginario colectivo y asumido por la sociedad como una
realidad “inexistente” en el país. Hasta que nuevamente, en 2008, comenzaron a
aparecer con mayor intensidad nuevos casos de víctimas por explotación sexual.
Esta vez, extranjeras. En 2014, se desarrolló un enorme operativo policial
encabezado por el Ministerio de Interior denominado “Operación Imperio” que
logró rescatar a más 40 de mujeres –en su mayoría dominicanas- que se
encontraban cautivas, siendo esclavizadas y prostituidas.
RESPUESTA INSTITUCIONAL
Si bien a nivel nacional existen
asociaciones civiles y ONGs que vienen trabajando hace mucho tiempo, no es
hasta el primer mandato del presidente Tabaré Vázquez, que se comienzan a
implementar políticas públicas dedicadas abordar la problemática de la
violencia de género. Por eso, en 2011, el Mides lanza –en convenio con la ONG
“El Paso”- el Servicio de Asistencia a Mujeres en Situación de Violencia, con
un plan piloto de auxilio interdisciplinario a víctimas de situaciones de
trata.
“El Servicio está instalado en
Montevideo pero tiene competencia nacional. Cuando se detecta una situación, el
Servicio puede dar en lo inmediato una respuesta telefónica y un primer
asesoramiento pero después, de valorarse necesario, parte del equipo viaja y se
inicia un proceso de atención en ese punto del país”, explica Sena.
La atención a las víctimas, a
diferencia de otros países, es independiente a la realización de la denuncia
contra los tratantes. En Uruguay no queda condicionada a la colaboración con la
Justicia porque se la entiende como un derecho. Las penas por trata en nuestro
país van de 4 a 16 años, pero la mayoría de los culpables son encarcelados por
delitos conexos, no así comprobando el delito de trata. “De igual
manera, el número de víctimas en la atención siempre se considera la punta del
iceberg: lo que vemos, siempre estará por debajo de todos los casos que haya a
nivel país”, agrega.
Uruguay se encuentra un poco atrasado
en lo que refiere a legislación nacional, sin embargo, se caracteriza por
respetar y acatar las normas internacionales. Incorporó la Ley de Migraciones y
es firmante del Protocolo de Palermo pero falta desarrollar una normativa más
abarcativa. “A partir de 2008, con la Ley de Migraciones [Ley N°18.250]
nuestro país tipifica el delito de trata de personas pero se necesitan
investigaciones serias para conocer la realidad del país. Por suerte, la Mesa
Interinstitucional [para la Prevención y el Combate a la Trata de Personas]
venía trabajando en un anteproyecto que es al que le dimos estado
parlamentario”, menciona la senadora Tourné.
Formulación del anteproyecto de Ley
Integral contra la Trata de Personas, investigaciones proactivas, conexión con
las policías regionales e INTERPOL, campañas de concientización a la población
y capacitación para el funcionariado público vinculado a puestos de frontera
son algunas de las medidas tomadas por el Estado para prevenir y combatir la
trata. Además, la campaña regional “Mercosur Libre de Trata” interviene en
puntos de circulación invitando a las mujeres a reflexionar sobre la condición
del viaje y otorgando números de contacto en cada uno de los países del
Mercosur en caso de necesitar ayuda; en Uruguay es el 0800 7272.
Tourné reflexiona: “Los uruguayos
tenemos, al decir de Gerardo Caetano, una ‘visión autocomplaciente’ de nosotros
mismos. Creemos que somos buenos, educados, austeros, democráticos y cuando
entrás a escarbar, te das cuenta que no es así. Estamos anestesiados y yo creo
que la mejor prevención es la información porque sino, ¿Cuál es la mejor forma?
¿No contarle a nadie que esto existe? Entonces, ¿la próxima joven que engañen
puede ser mi hija? La gente tiene que saber que esto pasa”.
Cynara García
Descubro tu blog con este artículo! Agradezco la posibilidad de "despertarnos" de la autocomplacencia reflexionando en torno a tus palabras... Muy bueno, Cynara!
ResponderBorrarMuchas gracias, Sandra. Me alegra mucho tu comentario, pero más que nada, el que hayas dedicado unos minutos de tu tiempo en leerme y brindarme tu opinión. En esta oportunidad, soy yo la agradecida. ¡Abrazo grande!
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